Una de las figuras más importantes del siglo pasado en cuanto al desarrollo de la pedagogía musical y la filosofía del ser humano y su naturaleza es Edgar Willems. Profundamente interesado por el arte y con una formación musical autodidacta, se relacionó con pintores, poetas y artistas de su época en busca de la realización de un ideal que giraba en torno a la música, la pintura, el movimiento, los tejidos y la filosofía. Durante su periodo de formación en Ginebra (Suiza), entra en contacto con grandes profesores de música entre los que destaca Jaques Dalcroze, quien le impartió cursos de rítmica. Es en este momento (1928) cuando comienza sus trabajos de filosofía de la música.
Su desacuerdo total con la enseñanza musical intelectualizada y su búsqueda paciente de la escucha y la sensibilidad auditiva llevaron a Willems a concebir una nueva forma de introducir la música en el ser humano.
La música, como todo arte, debe nacer y crecer según las leyes de la vida. En este sentido, la psicología puede conferir a la nueva pedagogía musical un carácter profundamente humano y ofrecer al educador, bajo el signo de la belleza, un carácter noble y un elevado ideal de vida.
Edgar Willems, Las bases psicológicas de la educación musical.
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