La naturaleza del ser humano constituye por sí sola una muestra de arte y creatividad innata, una fuente de recursos artísticos cargados de belleza desde la misma creación del individuo. Hay que lograr que todos estos gestos no se escapen a nuestra percepción cayendo en la cotidianidad, y disfrutar y nutrirnos de ellos como uno de los bienes mas preciados que podemos tener. De esta manera, el maestro debe preparar sus sentidos para la creatividad, la musicalidad y el gusto por la belleza con el fin de descubrir al alumno la verdadera esencia de la música y lograr que la belleza artistica del ser humano prevalezca en el niño y la aplique en todas sus experiencias musicales, creando en la melodía más simple o en el movimiento más cotidiano un gesto digno de disfrute.
Una sociedad con una educación estandarizada para todos y con el claro objetivo de crear individuos similares en formación, gustos y hábitos necesita más que nunca la intervención artistica; docentes que se salten "la norma" y establezcan como principio de enseñanza la evolución natural del individuo, procurando hacer prevalecer en el todos los aspectos, la excelencia artistica ya innata por naturaleza.
Texto: Héctor Solís González
